jueves, 27 de agosto de 2015

Cuento: El fin (parte 8)

Pensó que soñaría cómo cuando se había desmayado.
Pensó que su mente lo llevaría de nuevo al pasado.
Pensó que no podría descansar.
Pensó que tedría miedo.

Pero nada de eso pasó. Estaba demasiado cansado.

Gracias a dios, los días eran largos y apenas a las 6 de la mañana, el sol ya brillaba en lo alto.
Leo se despertó. Había pasado la noche en el sillón del comedor de su casa.
Se levantó y desayunó cómo pudo, con lo que tenía.
Debía juntar muchas fuerzas para el día que tenía por delante. Sabía que tenía que hacer muchas cosas y no quería olvidarse de ninguna y por esto es que tomó una birome, un papel y comenzó a escribir la lista de las cosas que debía hacer:

"Lista para hacer:
                           1) Posicionar los generadores
                           2) Llenarlos con combustible

                           3) Enchufarlos a las heladeras
                           4) Buscar carne y alimentos congelados"


Esto era lo que debía lograr hoy. Debía lograr obtener la mayor cantidad de alimentos.

Posicionar los genedadores le llevó más tiempo del que pensaba.
Para poder colocarlos, primero debió hacer espacio en el recinto.
Las mesas y sillas donde la gente disfrutaba el helado debían irse. Lo mismo con el resto del mobiliario.
Leo trabajó sin descanso y solo se detuvo cuando encontró ropa tirada en el suelo. Aunque ya sabía que la encontraría por todos lados, esta era un recordatorio permanente de lo solo que se encontraba.

Finalmente, luego de unas horas de trabajo, los generadores estaban en posición.
Era momento de llenarlos de combustible y yendo nuevamente a la ferretería, tómo varios bidones creados especificamente para ese fin.
Luego, bidones en mano, se dirigió a la estación de servicio donde los intentó llenar.
De los diez bidones que tenía, sólo pudo llenar la tercera parte.

-Debe ser por la falta de electricidad- Dijo en voz alta.

Dejó los bidones vacíos y volvió a la heladería con los 30 litros de combustible obtenidos.
Con eso pudo cargar los generadores para que funcionen durante unas horas a la minima potencia.
Debía obtener más combustible antes de encencerlos y de conseguir los alimentos.

Durante las siguiente hora se dedicó a recorrer las estaciones de servicio del pueblo. No eran muchas, pero todo lo que podría conseguir sería útil.
Por fín, después de varios viajes, logró recolectar todo el combustible disponible en los surtidores.

Sabía que debía hacer funcionar las bombas, pero eso lo resolvería más adelante. Su objetivo principal era la comida.
Finalmente había llenado a la mitad, todos los generadores que tenía. Los reguló para que trabajen juntos a la mínima potencia y así que perdure el combustible en ellos.

Mediante la utilización de un duplicador de enchufes, cada refrigerador fue conectado dos generadores.
Y así, había llegado el momento de realizar la primer prueba.
Para encender los generadores, había que tirar con fuerza de un cable piolín.

Un intento...dos intentos..tres intentos. Al tercero ¡el generador encendió!.
Lo mismo pasó con el otro y pocos minutos después, la heladera comenzó a producir frio.

¡Lo había logrado! y para festejarlo, Decidió abrir una de las latas de comida, "reservadas".
Estas latas eran pocas y las había catalogado así para ser consumidas solo en momentos especiales.

Mediane el uso de cerillos, encendió un improvisado fuego que sirvió para calentar la comida especial, Pato a la naranja.

 Luego probó los restantes generadores y todos funcionaban. La suerte estaba de su lado.

 Pero ahora faltaba lo más complicado, conseguir los alimentos.

 Para esto, Leo fue al lugar que tanto había esquivado. Fue al supermercado denominado "X-Treme Mall".
Era un lugar tan grande que su precencia había hecho quebrar a varios comercios más pequeños.

Si no encontraba lo que necesitaba allí, estaría perdido.

La entrada era imponente, aunque el paisaje por dentro era desolador. Las interminables gondolas estaban casi por completo vacías, aunque aún quedaban suficientes artículos comestibles.
Leo decidió hacer caso omiso a estos. Su objetivo principal era obtener carne y verduras congeladas y apresurandose para llegar a ese sector, sus ojos derramaron lagrímas.

No era mucho, era poco, pero era carne, pollo, pescado y otros productos congelados.
Al tocarlos, estos no estaban congelados, pero aún se conservaban frios.

No tenía mucho tiempo, por lo que llenó varios carritos con todos los productos que veía a simple vista y los llevó lo más rapido que pudo a los congeladores.

Por fín lo había logrado, pero había gastado todo un día para hacerlo. El sol ya se estaba ocultado.

Luego de comer, se lavó los dientes y se dirigió al sillón para por fín descansar.

-Al final, este ha sido un buen día-. Dijo, quedandose dormido.













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