viernes, 30 de enero de 2015

Cuento: La mas bella y triste historia de amor (parte 7)


Isabel acariciaba su panza mientras que muchas lagrimas caían sobre sus mejillas.

La noticia sobre la muerte de Marcus había llegado a sus oídos la noche anterior y desde ese entonces no habia dejado de llorar.
No habría funeral, el alcalde no lo permitió. Sin embargo, autorizó la realización de un homenaje al gran molino, derrumbado hace exactamente un año.

Estaba triste, aunque no solo desde que se enteró de la terrible noticia, estaba triste desde que su amor fue apresado. Desde hace un año que la sonrisa no brotaba de sus labios, desde hace un año que vivía en una pesadilla y sin poder despertar.

Estaba presa en la casa de Claudio, presa desde el día que se llevaron a Marcus.
Cuando se lo llevaron, Claudio la había llevado a su casa para protegerla.
Al principio fue solidario. Pero luego de unos pocos días, su actitud cambió completamente, convirtiendose en un demente.

Le había prohibido visitar a Marcus y al poco tiempo ya no podía salir de la casa, siempre poniendo su seguridad como excusa.

Pasaban los días e Isabel continuaba angustiada. Esto generó un fastidio en Claudio, quien pensaba que para ese tiempo ella sería suya.
Es por eso que cambió de estrategia y pasado un mes, todas las noches daba alcohol de beber a su huesped para emborracharla y así poder acceder a su cuerpo.
Lamentablemente para Claudio, la estrategia no funcionó e Isabel nunca permitió que la toquen.

"Isabel, si deseas que Marcus siga con vida, entonces deberás casarte conmigo".

Era una noche calma cuando Claudio se lo propuso.

"EL TE SALVÓ LA VIDA, MALITO DESAGRADECIDO. ¿Cómo osas decir una cosa así?".

"¿Que el me salvó la vida?. ¿Pero qué tonterías estáis diciendo?. El me ha destruido la vida. Me ha condenado al no haberme dejado morir, me ha condenado a soportar una vida solo y por sobre todo, me ha condenado a ver a mi amada en los ¡brazos de otro!". Dijo arrojando con fuerza una copa de vino al suelo la cual se rompió en millones de infimos pedazos.

Claudio estaba fuera de si. Para el, Marcus no solo no lo había salvado, sino que lo había condenado a vivir una vida triste y solitaria, bajo su sombra. Marcus era el verdadero criminal y debía permanecer encerrado hasta su muerte.

"Ahora RESPONDE, ¿Has de casarte conmigo o deseas ver a tu 'amado' muerto?"

Aunque Isabel era fuerte, esto fue mucho para ella y completamente derrotada aceptó la propuesta.

La boda se llevó a cabo la semana siguiente en la iglesia del pueblo. La ceremonia fue auspiciada por el mismisimo alcalde, Damián y fue bastante concurrida, a pesar de que era el casamiento de la que alguna vez fue la mujer de quien trajo la damnación al pueblo.

Sin embargo, el tiempo pasaba e Isabel continuaba denegandose al toque de su nuevo marido.


Claudio se sentía visiblemente enojado y a los pocos meses comenzó la agresión física y los intentos de violación. Ya no solo se conformaba con  haber desposado a su amor, sino que ahora quería que ella le de un hijo y estaba dispuesto a todo por conseguirlo.

Y lo logró, luego de una cena (en silencio, como todas desde hace muchos meses) Claudio puso en la copa de vino que Isabel tomaba antes de dormir, un potente polvo somnifero traído del oriente gracias a la ayuda del alcalde.
Isabel quedó profundamente dormida y sin presentar resistencia alguna, fue penetrada durante toda la noche.
Al día siguiente ella despertó sintiendose mal y un tiempo después (Claudio no le permitía visitar a un médico) descubrió que estaba embarazada.


Ahora Isabel lloraba por la murte de su amor.

"Oh Marcus, amado mío. ¿Qué nos ha pasado? ¿Qué maldición nos condenó?". Se repetía a su misma, acariciando la ya visible panza redonda.

De repente, alguien golpeó la puerta de la casa.
Claudio se encontraba afuera, ayudando con la preparación de la celebración del asesinato de su 'viejo amigo' que se llevaría a cabo por la noche.


Mirando su rostro en el espejo, Isabel recordó los golpes que sufrió por parte de su obligado esposo al atender a los llamados de la puerta, aún a pesar de que las ventanas se encontraban cerradas y trabadas y no poseía llaves de la puertas trasera y de entrada a la casa.
También había recibido castigos por intentar escaparse rompiendo algunas ventanas.
Fuera de la casa habían personas que la vigilaban, personas contratadas por Claudio.

Los golpes continuaban y se hacían cada vez mas fuertes.

Finalmente decidió asomarse a la puerta.

"¿Quién es?" Preguntó con temblorosa boz.

"Mi nombre es Esteban y le he traído una carta de Marcus que me ha dejado antes de su muerte".

"¿Esteban?".

Isabel recordaba muy bien ese nombre, era el nombre del asesino de su verdadero esposo. Ese hombre era el que mató a Marcus".


Ahora los golpes a la puerta se generaron del lado interno. Isabel estaba dominada por la ira hasta que por debajo de la puerta se deslizó un sobre que decía "abrir en privado".

El corazón de Isabel comenzó a latir mas rapido. Tomó el sobre y se dirigió al sector mas alejado de la casa, la bodega de Claudio. Allí estaría tranquila por unos minutos.

Isabel abrió el sobre y sacó dos pequeños sobres. Uno que decía "NO LEER. Dejadme en el sobre grande" y otro que decía "Leeme en privado y destrúyeme".

Haciendo caso a las instrucciones, tomó el sobre correspondiente y lo abrió. Dentro había una pequeña carta escrita con la letra de Marcus.

"ESTOY VIVO Y PRONTO IRÉ A POR TI"

martes, 27 de enero de 2015

Cuento: La mas bella y triste historia de amor (parte 6)


Por fín había llegado el momento tan esperado para Marcus.
Pondría en práctica su plan para ser liberado y buscaría venganza contra quien lo puso en esta situación, tal como lo prometió cuando era apartado de los brazos de su amor.

Esteban juraba que podía ver fuego en los ojos de Marcus. Ambos estaban muy animados y deseosos de obtener la libertad y continuar su propio camino.

Faltaban 2 semanas para que se cumpla el primer aniversario de la caída del molino y Guillermo les contó que ya se estaba preparando la ceremonia del "recordatorio de odio a Marcus" (como le decia Damián).
Fue en este momento en que los reclusos decidieron poner "fin" a su amistad, aunque, agarrando la cabeza del otro, juraron volverse a ver.

El plan había comenzado.

Esteban golpeó muy fuerte a Marcus, en la boca, dejandolo inconciente y con una gran cortada en el labio inferior. Habían acordado que se hieran con gran magnitud.

Rapidamente la noticia llegó a los oídos de Damián, quien se dirigió a comprobar su veracidad:

"Pero que mal te encuentras, 'alcalde' ".

La ironía de Damián se hacía notar.

"¿Así es como me recibes? ¿Después de tanto tiempo sin vernos? Levantate 'alcalde' ".

Marcus seguía sentado en su cama, curandose la herida dejada por Esteban e ignorando a Damián, logrando un mayor fastidio por parte de este quien se dirigió al comisario.

"Ven, Guillermo. Conversemos".

El comisario asintió con la cabeza y ambos se dirigieron a la oficina del primero.

"Explicame ya mismo que ha pasado".

"Desde que están juntos en la celda que hubieron discuciones. Al principio intenté calmarlos, pero luego de algunos meses dejé de intentarlo. Pero a medida que los días pasaron y se fue acercando el día del recordatorio de la caída del muro, algo cambió en Esteban y sus agresiones se volvieron mas fuertes y constantes, hasta hoy, dia en que ya pudo apreciar como ha termido todo".

"Ya veo..." Dijo Damián en voz baja y mirando por la ventana.

"Esetban ha jurado matar a Marcus. Debo separarlos de celda, por la seguridad de ambos".

"¡De ninguna manera! Ambos permaneceran en la misma celda y será el destino quien los juzge".

"Pero, señor..." Damián había levantado la mano y Guillermo supo que debía callar.

"Deseo hablar con Esteban, por favor, traelo hacía mi".

El comisario obedeció y volvió unos minutos después con el recluso.

"Así que no has podido controlar tu ira, ¿verdad?" Dijo Damián mientras mantenía su mirada en la ventana.

"Por su culpa..por la culpa de ese MALDITO INGLES mi familia ha muerto".

Esteban logró una actuación muy convincente, aunque no era tan necesaria en alguien tan credúlo como el nuevo alcalde.

"Si...es cierto. Por su culpa ha muerto tu familia. Tu no la has matado, ha sido el. ¿No deseas venganza sobre el causante de tu miseria?" Preguntó Damián, mirando a los ojos a Esteban.

"Lo deseo. Pero no quiero permanecer en esta inmunda celda el resto de mis días. Quiero ver a mi familia, quiero hacer cosas por ellos".

"¿Qué es lo que deseas hacer por ellos?"

Esteban levantó la mirada y miró fijamente al alcalde.

"Quiero reconstruir la casa de los padres de mi esposa, la cual fue destruida por culpa de un gran incendio.
Mi esposa siempre me hablaba sobre esa casa y en mi cabeza tengo la ímagen para reconstruirla, pero necesito libertad y dinero, ambas faltantes en este momento.

"Ahh...si, la casa de los SOBRINO, la recuerdo. Hermosa" Dijo Damián y prosiguió. "Ven, amigo mío, he de proponerte un trato..."

Minutos despues, Esteban regresó a su celda acompañado por Damián y Guillermo.
 
El alcalde hizo un gesto para que el comisario se retire de la celda junto a Esteban.
Era momento de hablar con el anterior alcalde.


"Ha pasado mucho tiempo, ¿no es verdad?, 'alcalde' ".

"Un año Damián. Y he de confesar que eres la primera visita que recibo, a excepción del comisario".

"Ahh si. Recuerdo haber prohibido a la mujer esa que venga a verte".

La voz de Damián denotaba tranquilidad y armonía. Era visible su sonrisa y más aun su alegría, como si hubiese recibido una muy buena noticia.

"¿Isabel? ¿Qué ha pasado con ella? Si la has lastimado, juro que te pondré mis manos alrededor de tu cuello. Exclamó Marcus. Sus palabras denotaban mucha ira.

"No debeis preocuparte por ella, querido 'alcalde'. Has de saber que ella se encuentra perfectamente protegida en los brazos de su ESPOSO".

Demián comenzó a reir. Le divertía mucho la situación.

"¿¡ QUÉ HAS DICHO !?"

"¿Acaso no lo sabes? Isabel se ha casado con Claudio y creo que hasta están  ¡ esperando un hijo ! "


Marcus quedó petrificado y solamente sus ojos funcionaron al ver como Damián se retiraba de la celda riendose cada vez mas fuerte.


lunes, 26 de enero de 2015

Cuento: La mas bella y triste historia de amor (parte 5)


Esteban se despertó lentamente. Al parecer estaba teniendo un sueño muy agradable y no quería ser sacado de el.

Luego de sentarse en la cama se frotó los ojos y por fin habló:

"¿Qué pasa?"

"Tengo un plan para escapar y voy a necesitar tu ayuda. Dime si estáis dispuesto a ayudarme. Si lo haces, yo te ayudaré a ti en cuanto recupere mis pertenencias".

"¿Escapar? Yo ya no tengo intenciones de hacerlo. Ya no queda nada en este mundo para mi". Dijo Esteban con una pobre voz.

Marcus pensó un momento. Debía convencer a su compañero de celda de que lo ayude con su plan.

"¿Acaso no deseas buscar venganza del asesino de tu familia?" Replicó Marcus, creyendo dar un disparo certero.

"No Marcus, frente a ti tienes al verdadero asesino. Fue por mi culpa que mi familia padeció hambre y fue por mi culpa que el vendedor, en su desesperación, buscara venganza contra quien le sacaba el pan a sus hijos. Yo no hubiese actuado distinto".

"Vamos hombre, te han sentenciado por un crimen que no cometiste. ¿Acaso no deseas limpiar tu nombre y poder ver a tu familia? ¿Qué es lo que tu esposa hubiese dicho?".

"¡ Mi respuesta es no !" Dijo Esteban de forma contundente.

Luego de la respuesta, Marcus sabía que no contaría con la ayuda de su nuevo amigo, al menos no por el momento.


Días fueron pasando y Marcus y Guillermo se dedicaban a completar los detalles del plan.

La idea era sencilla. Iban a fingir la muerte del anterior alcalde a manos de Esteban. La muerte se produciria por hemorragia causada gracias un pequeño cuchillo que llegó a las manos del asesino luego de un enfrentamiento con el comisario.
Esteban, envuelto en su sed de venganza, había decidido eliminar a su compañero de celda por el rencor que este le tenía al haber derrumbado el molino.

Días pasados Guillermo había recibido información de una persona cercana a Damián quien le confesó que Esteban había sido dispuesto en esa celda para que asesinase a Marcus. La voz del pueblo confiaba en que este, en su furia, acabaría con la vida de quien creía era el causante de todos sus males.
Lo que el flamante alcalde no sabía, era que Esteban creía en la innocencia de Marcus y justamente esto es lo usarían en su contra y le otorgaría la libertad a ambos.

Esteban debía apuñalar a su compañero, esto no debía ser fingido. Sangre debía brotar del cuerpo de la victima, la suficiente como para hacer creer al alcalde de la real muerte del anterior ocupante de su posición.
Luego Marcus sería llevado a la morgue para su entierro.
Guillermo era amigo del forense, se habían vuelto amigos después de que este lo dejó el libertad luego de una riña, a pesar de que se le habia condenado a un año en prisión.
El forense estaba dispuesto a colaborar con el plan y el llevaría a cabo el falso entierro sobre Marcus (luego de curarle la herida). Un cuerpo sería enterrado, pero no sería el suyo.


Lo demás era sencillo de determinar. Damián no examinaría el cuerpo y confiaría en que Marcus esté realmente muerto, después de todo, este era su plan desde el primer momento. Luego de recibir la noticia, citaría a todo el pueblo a una reunión urgente y les comunicaría a todos el feliz momento en que el pueblo tomó venganza sobre su destructor. Esteban sería liberado, perdonado y recompenzado por su gran hazaña.

Toda esta ceremonia demoraría el suficiente tiempo como para que Marcus escape y se refugie en algún lugar a determinar.


El plan estaba listo y solo faltaba la colaboración de Esteban, pero Marcus aun no podía convencerlo:


"El plan lo llevaremos acabo dentro de un mes" Diji.

"¿Un mes? "Dentro de un mes es..."

Marcus lo interrupió.

"Si, se cumple un año de la caída del molino y es el momento ideal para llevar a cabo el plan. Por favor Esteban, necesito tu ayuda. Debemos comenzar desde ahora los rumores."

Marcus quería hacer llegar a los oídos del alcalde rumores sobre disuciones y peleas producidas en la celda. Debía prepararlo para el momento de la muerte.

"Sabes algo, Marcus. Lo he pensado y he decidido ayudarte, pero no por ti, sino por mi familia. Deseo verles, pedirles perdón y pasar el resto de mis días cerca de ellos".

"Gracias, amigo mío". Dijo Marcus esbozando una sonrisa.



Ahora ya nada ni nadie impediría que continuase con el plan.

Pronto sería libre y regresaría a los brazos de Isabel, su amada.


viernes, 23 de enero de 2015

Cuento: Las mas bella y triste historia de amor (parte 4)



"Levántate" Dijo el comisario.

Marcus se despertó de pronto y vió al guardacarceles de pie, frente a el.

"Sigueme"

Esteban ayudó a su amigo a incorporarse. Marcus estaba fisicamente cansado y desde hace varios días que la comida que recibía era escasa.

Comisario y recluso caminaron hasta la oficina del primero, el cual se paró frente a la ventana y tomó una larga bocanada de aire:

"¿Vais a decirme por que has destruido el molino o te lo deberé sacar por la fuerza?"

"Ya os he dicho que no lo he hecho, ¿cuando vais a entenderme?"

"CONFIESA".

"Escúchame, Guillermo. Mi única y verdadera intención fue ayudar al pueblo. ¿Acaso no comprendes que no he sido yo? ¿Qué debo hacer para probar mi inocencia? He perdido todo..." Por primera vez en mucho tiempo, lagrimas cayeron de los ojos de Marcus. "Isabel...He perdido a mi amada Isabel".

El comisario miró por la ventana, miraba a la gente.

"No soy tonto, Guillermo. Se que la comida está escaseando y que me habeis dado de tu propia ración para que yo coma. ¿Por qué lo habeis hecho?"

Guillermo dió un último vistazo al exterior y se dirigió lentamente hacia donde estaba el reo.

"Es usted muy listo alcalde. Es cierto, falta comida y yo he compartido la mía con usted porque a pesar de todo, usted es un hombre de bien y yo le creo".

"Entonces ¡ libérame ! " Replicó Marcus.

"No...no puedo, no sin una orden por escrita del nuevo alcalde" Respondió el comisario.

"¿Nuevo alcalde?". Fue en ese entonces que Marcus se percató de que había pasado ya mucho tiempo desde que había sido encerrado. "¿De quién se trata?"

"La voz del pueblo..."

"¿Damián?" Preguntó el anterior alcalde con un tono de sorpresa.

Damián era "la voz del pueblo", era el representante de todos los ciudadanos y era quien se encargaba de transmitir los mandatos de alcalde y de transmitirle a este, los requerimientos del pueblo. Poco a poco fue adquiriendo mucha importancia en el pueblo, que se terminó convirtiendo en poder sobre este.

Aunque con la llegada del molino, el pueblo estaba calmo, feliz y sin reclamos y eso a Damián no le convenía y poco a poco fue perdiendo su gran influencia hasta convertirse en un simple "asesor".


"Por favor Guillermo, dejame verle y hablar con el". Pidió Marcus.

"Lo siento, pero no puedo. Tengo ordenes de que tu no podeís abandonar esta prisión hasta que hayas pasado al otro mundo".

"Ya veo..." se dijo Marcus. "Cuentame entonces como están las cosas allá fuera".

"Hmm..." El comisario reflexionó un momento, antes de hablar. "De mal en peor. Desde aquel fatídico día de la caída del molino, hace ya 4 meses, que todo comenzó a decaer. La gente automaticamente perdió su fe y día a día fueron consumiendo sus ahorros. Comenzó la delincuencia y los asesinatos. A raíz de esto, Damián comenzó a tener poder y se autoproclamó Alcalde. Entre sus primeras medidas fue la creación de ayudantes del comisario y creación de nuevas celdas. Se reabrieron todas las celdas cerradas por usted y se innaguraron varias mas, todas ahora alborotadas."

Guillermo se acomodó el cuello de la camisa y prosiguió:

"Poco a poco la comida comenzó a escasear. El pueblo se estaba convirtiendo en pobre, salvo por el flamante alcalde quien se convertía mas rico cada día a día..."

"Mi esposa, Isabel, ¿está viva?" Preguntó Marcus interrumpiendo al comisario.

"Si, se encuentra sana y salva en la casa del señor Claudio"

"Gracias a dios". Marcus agradeció profundamente a su amigo por cuidar a su amada. "¿Acaso sabes por qué no me ha visitado?"

"Si, lo se." Dijo Guillermo, sentandose en una silla. "Al principio ella no se animó por miedo y cuando Damián tomó el poder, prohibió cualquier visita hacia tu persona bajo pena de muerte. El pueblo es un caos y ya no puedo aguantarlo mucho mas".

El comisario se levantó y dirigiendole una mirada a su compañero se dió a entender de que este encuentro había concluido.

Marcus había comprendido. Se levantó y caminó despacio hacia su celda. Tenía mucho en lo que pensar.


"Prometo ayudarte, si tu me ayudas" Le dijo en voz baja a Guillermo quien asintió con un leve movimiento de la cabeza.




En la cabeza de Marcus daba vueltas y vueltas la ímagen de Damián.
"(¿Acaso fue el)?" Era la pregunta que invadía todos y cada uno de sus pensamientos.

 Marcus entró en la celda y se sentó en la cama. Su compañero de celda se encontraba durmiendo.

"Esteban, despierta. Tengo un plan".

 




miércoles, 21 de enero de 2015

Cuento: La mas bella y triste historia de amor (parte 3)

"¿Cómo han osado arrestarme? ¿Bajo que cargos? ¡¿DESPUÉS DE TODO LO QUE HE HECHO POR VOSOTROS?!"
La voz de Marcus se hacia sentir, mas no era atendida por la guardia que hasta hace poco le obedecía ciegamente. Pasó de ser el alcalde, el hombre mas importante, influyente y respetado, a ocupar la única celda del pueblo.

Ahora yacía en el suelo de la prisión, esperando que alguien le libere, pero su espera fue en vano.
Nadie vino, ni el juez, ni Damián - "la voz del pueblo"-, ni su ayudante cuando era alcalde, ni Claudio, ni siquiera su mujer, Isabel.
La única visita que tenía era el comisario del pueblo quien volvió a portar un arma en su cinturón y este no era del todo charlatán.

Sin nadie que lo escuchase, sin nadie que le diera un juicio justo, sin nadie a su alrededor, Marcus permaneció solo, en la celda.
Varios días después, Marcus calculó que había pasado un mes, otra persona fue encerrada en misma celda que el.
Marcus lo reconoció como Esteban, uno de los obreros del molino. No era el mas listo, pero era una buena persona.

"¡ TU ! Todo esto es por tu culpa, 'alcalde'. MALDITO SEAIS". Las palabras de Esteban se clavaron directo en el pecho de su compañero de celda.

"Yo no he hecho nada, Esteban"

"Mientes"

"Estoy diciendo la verdad. He sido acusado injustamente" Replicó Marcus.

"No te creo maldito Inglés" Respondió el otro recluso.

Esa fue toda la conversación que tuvieron por una semana, hasta que por fin un día se rompió el silencio.

"Hoy es mi cumpleaños" Dijo Esteban.

"Feliz cumpleaños. ¿Has de recibir visitas?

"..." Esteban hizo un largo silencio. "No, no recibiré"

"¿Cúal es el crimen por el cual te condenaron?" Preguntó Marcus mientras veía como se volvía sombría la cara de su compañero.

"Robo y asesinato. Me acusan de haber matado a mi propia familia."

"¿Qué ha pasado?" La voz de Marcus denotaba sinceridad.

Esteban dudó un momento y al final decidió abrirse ante el anterior alcalde:

"Como sabrá...". Parece que había vuelto el respeto al hablar. "Yo trabajaba en el molino que usted contruyó. Fueron épocas muy buenas para mi hijo, para mi esposa y para mí. Teníamos suficientes ingresos para vivir y nos sobraba lo suficiente para darnos algun que otro regalo. Pero todo se terminó cuando derrumbó el molino."

Marcus pensó en detenerlo y aclarar que el no lo hizo, pero consideró que para ganarselo como aliado, debía seguir escuchando la historia, sin meterse.

"Desde ese momento todo fue miseria. No teníamos dinero para comprar comida y no había trabajo. Al poco tiempo debí salir a robar -comida- para alimentar a mi familia. Siempre robé lo minimo, pan, agua, lo basico para sobrevivir. Hasta que una vez, uno de los dueños de los negocios debió que cerrar debido a los crecientes robos y cegado de ira me siguió hasta mi casa y..."


El llanto de Esteban hizo que sea imposible continuar su relato, pero no fue necesario. Marcus había comprendido lo que pasó después. El dueñó del negocio asesinó a la esposa e hijo de su compañero de celda y este se vengó con el. Pero aún no le quedaba claro por qué fue condenado.

"Pero, ¿por qué te han condenado?" Preguntó Marcus.

"Porque no le pude matar, a pesar de haber hecho lo que hizo, no pude y le dejé con vida, aunque muy mal herido y me acusó. El juez consideró que en mi locura había asesinado a mi familia y casi matado al dueño de la panadería. Fui centenciado a 10 años en prisión....yo robé, pero nadie cree que ese fue mi único delito".

"Yo te creo" dijo Marcus, abrazando al hombre derrumbado por sus lagrimas.


Marcus ahora tenía un nuevo amigo, quien lo ayudaría a recuperar su vida.

martes, 13 de enero de 2015

Cuento: El festejo


¡ Por fín ha llegado el día !

Ha llegado el momento de brillar, de iluminar la vida de quienes confiaron en mí.

Para esto fui elegido entre mis hermanos.

Ellos vieron algo en mi y por ese motivo no los voy a defraudar.

Cuanta emoción, cuanta ansiedad, cuanto nerviosismo y cuanta soledad.

¿Cuanta soledad?
Si, debo confesarlo.
Desde que me separaron de mis hermanos me he sentido solo, abandonado y distante en un nuevo lugar, esperando el momento de mi partida hacia una nueva vida.

Aunque agradezco profundamente a quienes me levantaron y me abrieron las puertas de su hogar, siempre me sentí como un pasajero entre ellos. Alguien que pronto los abandonaría.

Pero, ¿En qué estoy pensando?
Ellos han invertido tiempo y dinero y me han escogido a mi y solo a mí.
Y aunque fuese cierto y si soy un simple pasajero, entonces en mi despedida debo sorprenderles para demostrarles el agradecimiento que les tengo.


Si, es cierto. Soy muy feliz.
Aunque no puedo evitar pensar que pasaría después.
Una vez que logre mi cometido, ¿que será de mí?.
¿Seré recordado?.
Si, seguramente lo seré y en ese instante seré elogiado por todos.
¿Pero luego? ¿Seré olvidado? ¿A donde iré?.
Alguien viene hacia mi, escucho sus pasos aproximandose...


Siento una mano que me agarra, ya no hay más tiempo para dudas.
Llegó mi hora y allá voy....



¡ FELIZ AÑO NUEVO !


"Papí, que bonitos los fuegos artificiales que compramos".