martes, 25 de noviembre de 2014

Sueños XI

Me encontraba caminando por una calle. Estaba atardeciendo y la luz del día se hacía cada vez mas debil.
Estaba refrescando y decidí meter las manos en los bolsillos de la campera que llevaba puesta.

Me sentía bastante tranquilo y deseaba permanecer así, pero claro, esto no iba a suceder.
Delante mío, a pocos pasos de distancia, se encontraba un auto de policia y una ambulancia. Sus luces estaban encendidas mas sus sirenas estaban calladas.

Pude ver a una persona corriendo hacia mi, era el jefe de policia y al parecer yo era un detective - el mejor - de la misma fuerza.
Me informó que habían asesinado a una persona muy importante y que yo debía de encontrarlo y "hacer justicia por mano propia". Además dijo que estaba seguro que el asesino se encontraba cerca y no había podido escapar.

Al decir eso, levanté la vista y ví la zona. La policia y la ambulancia ya no estaban. Se había vuelto de noche y la gente se estaba reuniendo en la puerta de la iglesia que se encontraba donde habían estacionado ambos vehiculos. Al lado del templo religioso había un edificio de grandes ventanas.
Examiné cada una de ellas y en una del 4rto piso vi a un hombre pelado, de tez blanca y con campera de cuero que me miraba fijamente. ¡ Era el !

Ya había encontrado al maldito y este sospechaba de mí, pero debía atraparlo.
No podía entrar al edificio porque el individuo seguía mis movimientos y, para complicar la situación, noté que tenía un complice parado en la calle, mirando o mas bien custodiando la entrada al edificio.

El complice era en realidad una mujer de pelo largo y de color negro que también llavaba una campera de cuero.
Decidí pasar frente a ella y entrar a la iglesia. Esta era muy grande y estaba entrando gente continuamente.
En ella habían varios salones, cada uno haciendo las veces de una -mini- iglesia.
Continué mi camino y vi que estaba entrando gente por el otro lado de la calle, decidí tomar ese rumbo el cual me llevó hacía el deshabitado contrafrente del edificio donde se encontraba mi sospechoso.

El resto fue bastante sencillo. Sin ser visto logré "ajusticiar" al delincuente luego de que este hubiera confesado el crimen...


Acto seguido ví todo negro y solo tres palabras escritas que decían: "Facil    Normal    Dificil" (parecian los niveles de dificultad de un juego). El "Dificil" comenzó a parpadear y me volví a encontrar en el principio de este sueño.

Todo sucedió igual hasta la parte que estaba por entrar a la iglesia. Mis planes se vieron frustados debido a un nuevo complicé que estaba parado en la puerta del templo.
Decidí abortar el plan y seguir caminando. Mirando hacia el otro lado de la calle, noté que había un edificio en construcción y entré en el. Si llegaba hasta arriba, podría tener un buen angulo para acabar con el asesino.

Entré y comencé a preparar mi arma - un rifle de francotirador - cuando escuché pasos. Alguien me estaba siguiendo ("dificultad: Dificil"). Conseguí esconderme tras unos pallets y ví que la persona que me perseguía era la mujer de pelo negro y campera de cuero.

Comenzamos una persecución al estilo cazador-presa que terminó con mi victoria, logrando empujarla al vacío desde un andamio. Pero ella no se rindió, mientras caía desenfundó su pistola y me disparó...


El ruido del arma disparando era la estatica de la fm que tengo programada en el despertador. Se había roto la antena...deberé cambiarla.


jueves, 13 de noviembre de 2014

Cuento: El valor de una idea

Julián había cumplido su sueño. Se había vuelto rico, muy rico.
Todo fue gracias a su invento, en realidad, gracias a su idea.

Todo comenzó unos meses atras cuando Julián llegó a su casa despues de una muy agotadora jornada laboral.
Se sacó los zapatos y se tumbó en la cama. El cansancio le impedía moverse y el solo quería acostarse a dormir.
Aunque...había un problema, ¡no se había cepillado los dientes! y como un obsesionado de la limpieza, no podría dormir mientras que no tuviese la boca limpia.

Sin embargo, no lograba juntar la fuerza necesaria para levantarse de la cama y fue allí, en ese preciso momento en que se le ocurrió la idea que meses después le haría cumplir su sueño de tener mucha plata y no trabajar nunca más.

La idea era simple, crear un producto que te logre cepillar los dientes solamente con colocarlo en la boca.
Y así, lograr tener un cepillado estando en la cama, de viaje o en cualquier otro momento.
El producto no requeriría ni agua, ni cepillo, ni pasta de dientes y sobre todo, no requeriría esfuerzo.

Pero, ¿Cómo lo haría? La idea era lo mas facil. Lo mas dificil era diseñarlo y promocionarlo.

Hasta ahora, lo mas parecido que existia eran los enjuagues bucales, pero estos eran recomendados como complemento del cepillado, no en reemplazo.

Descartó la idea de un liquido y siguió pensando.
Mirando unas bolitas que tenía para el aliento, se le ocurrió que el producto fuese de esa forma.

Consistiría en una bolita con un liquido adentro que pueda reemplazar al cepillado clasico.
Pero faltaba algo. Que un liquido se ponga en la boca es casi lo mismo que un enjuague bucal, no lograba sustituir al cepillado.
Así fue que despues de mucho pensar se le ocurrió que se podría lograr el efecto del cepillado mediante un viento fuerte y este viento se produciría por la explosión de la bolita dentro de la boca del usuario.
Cuando la bolita se colocara en la boca, el usuario la debe cerrar pero manteniendo la mordida abierta.
La bolita se colocaría sobre la lengua y cuando entre en contacto con la saliva explotaría liberando una onda de un fuerte viento que "barrería" con las bacterias y daría la sensación de frescura que otorga el cepillado.


Ya tenía su idea pero ahora le faltaba lo mas dificil, crearla.
Junto a un amigo, quien era quimíco, lograron crear una pequeña bolita llena de enjuague bucal y que se disolvía en la boca, pero no "explotaba".
Probaron con muchos productos hasta que encontraron uno que les dió las propiedades que buscaban.
¡Lo habían logrado!
Aunque nunca lo probaron ya que tuvieron temor a lo que les podía pasar a sus dientes.

Así que decidieron dejarlo allí y no continuarlo. La idea de Julián había llegado a su fin.
Aunque despues de su fallido intento practíco, su amigo le dijo que patente la idea bajo su nombre y Julián accedió y al día siguiente se dirigió registrarla.


La había diseñado y ahora la registraría, sin motivo alguno. Y fue allí cuando el "milagro" ocurrió.
En la oficina de patentes se encontraba Tatiana Miller.
Su nombre no era conocido publicamente, mas ella fue la responsable de la publicidad y promoción de muchas de las grandes marcas que rodeaban la vida de Julián.

Tatiana se encontraba allí buscando ideas, patentes comercialmente plausibles y la idea de nuestro protagonista era una de ellas.

Se podría decir que fue gracias a esta mujer que Julián alcanzó su sueño, aunque ella sacó un gran provecho de esto. Había acordado con su compañero que ella recibiría el 70% de las ganancias y el, el otro 30% (quedandole el 20% ya que el restante 10% era para su amigo quien ayudo a crear el prototipo).
A su compañero esto ni le molestó y aceptó de inmediato. "¿Qué tenía que perder?" Pensó.
Era una gran ganancia, según lo que Tatiana prometía y para el esto era solo una idea.
Aunque desigual en porcentaje, Julián estaba mas que satisfecho...

Tatiana sabía que tenían un gran producto y su conocimiento no le falló ya que las "Bolitas de Cepillado" o "BrushBall" en inglés, rapidamente alcanzaron ventas millonarias y los pedidos fueron llegando a montones.

Ya se imaginarán como continúa esta historia. Hoy en día, "BrushBall" está en todas las tiendas tanto grandes como chicas y Julián ahora se dedica a viajar.


 Todo esto, gracias a una simple idea.
¿Qué estás esperando?

martes, 11 de noviembre de 2014

Primer libro

¡ Ya está a la venta el primer libro de estas locas y "reflexibas" historias !

http://www.elaleph.com/libro/Relatos-de-humor-pensante-de-Leandro-Rubacha/413718/

Con edición hecha y algunas correcciones.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Sueños X


Eran las 8 de la mañana y nuestro vuelo despegaba a las 11:30 hs.

Se trataba de un vuelo internacional, por lo que la recomendación es estar en el aeropuerto con 3 horas de anticipación, el problema era que yo estaba trabajando y recien terminaría con mis obligaciones a las 10 am.

Mi novia yacía a mi lado, aunque ella sin preocupación ya que tomaría un taxi e iría directo hacia el aeropuerto.

Mi oficina estaba en el balcón de un departamento. Era de esos balcones aterrazados con espacio mas que suficiente como para colocar un escritorio. Tenía que atender a solo una persona mas a la cual despedí a las 9 am y decidi dar por finalizado el trabajo.
Como era temprano decidí caminar un poco junto a unos amigos que aparecieron como por arte de magia. Nos dirigiamos hacia el colegio donde completé mis estudios secundarios hace ya una decada, cuando de golpe uno me dijo que tenía que ir ya al aeropuerto ya que ¡ERA MUY TARDE!.

Salí corriendo en busca de un taxi mientras miraba mi reloj, las agujas marcaban las 10:30 am y el vuelo partiría en exactamente una hora. ¡Maldición! No encontraba un taxi por ningún lado y los que si venían eran los no autorizados por el gobierno, que no pensaba en tomar.
La desesperación me abrumó, no sabía que hacer y se me agotaba el tiempo.
Antes de desmayarme, logré subirme a un camión de transporte de gallinas, el cual amablemente me dejaría en el aeropuerto..."estaba salvado" pensé y luego la oscuridad cubrió mis ojos.

Me desperté entrando al aeropuerto, eran las 11:30 am y mi novia, quien también acababa de llegar, estaba hablando con una supervisora cuando me vieron llegar.

"Ya era hora, los estabamos esperando" dijo la supervisora con un tono poco amigable y nos solicitó unos papeles que tuve que buscar en mi mochila.
Curiosamente los 2 llevabamos solamente una pequeñá mochila.

 Corrimos para pasar a inmigraciones, donde aparecieron mis padres y mis hermanos.
"Papá, ¿viniste en auto?" Le pregunté.
"Si, por supuesto".
"¿Y por qué no me trajiste? Casi me vuelvo loco en llegar" Le reproché justo cuando fuimos avisados de que debíamos abordar el avión.

"Preparate para los insultos" Le dije a mi novia y luego le pregunté: "¿A donde estamos yendo?"
Ella me miró con una cara de indignación y me respondió "A Barcelona, por supuesto".
"¿No ibamos a ir a Chile ahora y el año que viene a España?" Le retruqué y ambos nos quedamos callados.

Ningúno sabía hacia donde nos dirigiamos hasta que por fin dije "No importa. Donde nos lleve estaremos bien" y nos sentamos.

Lo extraño fue que aún con la gente parada y acomodando sus valijas en los compartimentos superiores, el avión arrancó. No solo arrancó, sinó que levantó un poco la trompa como preparandose para despegar, aunque no lo podría hacer ya que las turbinas no habían sido encendidas del todo (no se escuchaba su ruido caracteristico).

Sin embargo, la trompa del avión estaba levantada, por lo que decidí subir la ventana y mirar...mirar la calle y la cara de terror de las azafatas.

¡Estabamos en la calle! Estabamos subiendo por una calle empinada y por eso la trompa estaba levantada.
El avión estaba causando muchos estragos, imaginense, un avión de tan grande envergadura en las calles.
El avión continuaba su descontról hasta que adelante pude visualizar el "monumento a los españoles" situado en Buenos Aires. El avión chocaría con el y temí por la vida de mi novia y la mía.

Ella vió lo mismo que yo y su cara se volvió completamente blanca.
Con mis brazos rodeé su cabeza intentando protegerla. El choque era inminente y sucedió, aunque el avión no detuvo su marcha.
Mi cabeza había sido seriamente lastimada a causa del impacto (aunque de ella no emanaba sangre), pero por suerte mi novia se encontraba bien, aunque en estado de shock.

Luego del incidente, pude escuchar a las turbinas aceleando, aunque aceleraban y luego decaían. El piloto claramente estaba intentando de hacerlas funcionar. "¡ ¿En que pensaba? !"

Me levanté medio mareado y junto con otra personas presentes nos dirigimos hacia las azafatas para que obliguen al piloto a desistir de su loco accionar. La respuesta de ellas era que una vez en el aire todo se arreglaría.
Nuestra insistencia fue mucha mientras que escuchabamos prenderse las turbinas y fue entonces que unas palabras salieron de mi boca: "No puedes utilizar un auto si este tiene un desperfecto".

Increiblemente eso sirvió para hacer entrar en razón a las azafatas quienes lograron disuadir al piloto para que apague el motor (se escuchó la vos del piloto quien poseía un fuerte acento brasilero, además de que estaba hablando en portugés).

Gracias a diós el motor se detuvo y pudimos bajar. Todos bajamos de una forma apresurada.
Estaba oscuro y donde nos encontrabamos era una avenida de doble mano que se llamaba "Av. de los accidentes aereos", pero al enfocar mejor la vista ví que se llamaba "Av. de la independencia y Honduras".

Aún abrazado a mi novia, quien seguía en estado de shock, decidí buscar un taxi para que nos devuelva a casa.
Fuimos por la calle ya que había gente para nada amigable en la vereda. Estaban tomando alcohol y drogandose (al menos eso parecía). Luego de pasar frente a ellos, nos amenazaron con que nos matarían si no los entregabamos nuestras - pocas - pertenencias, por lo que apuramos el paso, ignorandolos.

De pronto estas personas se levantaron, nos miraron y...¡comenzaron a cantar!.

Era la musica de la fm que tengo programada en el despertador.
Un nuevo día comienza.