miércoles, 18 de febrero de 2015

Cuento: La mas bella y triste historia de amor (parte 9)


Claudio estaba muy agitado.
Había corrido a mas no poder desde el centro del pueblo hasta su casa. Su mente le había estado diciendo que Marcus seguía con vida y esta estaba en lo cierto.

Al llegar al parque que rodea a su hogar, vió los cuerpos sin vida de su seguridad privada dispuestos de forma de "bienvenida" para el.
Damián llegó poco después y también presenció el recibimiento.

Claudio vió como Marcus entraba en su casa y corrió para alcanzarle pero fue detenido por el comisario del pueblo, Guillermo.

"¿A si que tu también estáis con el maldito bastardo, Guillermo?"

La boca del comisario permaneció cerrada.

"Dime entonces, ¿dónde está tu complice?, ¿donde está Esteban?"

"Aquí estoy"

Esteban se encontraba escondido en los arbustos largos. Sus palabras contenían odio hacia su receptor.

"Debo confesarte, Claudio, que al principio realmente creí que Marcus era el culpable de todos mis males y tenerlo cara a cara en prisión iba a ser una bendición".

Esteban caminaba de un lado a otro, siempre de frente a Claudio, con una gran espada en su mano derecha.

"Yo no soy muy inteligente, pero Marcus si lo es y junto a Guillermo lograron descifrar lo que en verdad había sucedido aquella noche y ¿sabes que? Yo les creí y con ellos conocí la amistad, aun a pesar de que yo en realidad intenté matarle".

Esteban ahora caminaba moviendo su espada de un lado a otro, probando el filo contra el viento.

"Finalmente había comprendido que todo esto fue causado por el maldito Damián y por tí y todo por poder y por una mujer. Pero...mi destino no fue su culpa. Yo debí ser un mejor padre y un mejor esposo. Yo debí de cuidar a mi familia. Aunque ahora ya no tengo nada que perder, mi único consuelo será ayudar a un hombre justo en su causa, ¿cierto, Guillermo?".

Guillermo lo miró y asintió con la cabeza.

Ahora Claudio debía enfrentarse a los dos aliados de su mayor enemigo.

"SAL DE ALLÍ, Damián". Gritó Claudio.

Este ya sabía que lo estaban siguiendo y lo permitió justamente para que lo ayude en un enfrentamiento.

Lejos de ser un guerrero, Damián era un politico, con panza grande y poca condición fisíca.
Damián no hizo caso de la demanda y permaneció "oculto" lo que ocasionó que  Claudio lo debiera buscar y sacar a la fuerza de su escondite.


El viento comenzó a soplar cuando se produjo el primero de los últimos enfrentamientos de Claudio.

Fue un duelo de espadas. El trabajador del molino contra el alcalde y el comisario contra Claudio.

Poco y nada pudo hacer Damián y cayó muerto frente a Esteban.

Al ser comisairo, Guillermo era habil con la espada y junto a Esteban, ambos dirigieron sus ataques hacia Claudio.

Pero el antigüo soldado no solo era diestro en armas blancas, sino que poseía una gran resistencia fisíca que aprovechó para estocar su espada en el corazón de Esteban.
Este cayó de rodillas, sonriendo. Su corazón por fin estaba libre de sufrimiento.
Pocos segundos después, Guillermo le siguió en el camino al otro mundo, aunque antes de morir había bajado la guardia y confesado a su rival, que el ya no tenía ganas de vivir y estas ganas fueron quitadas por Claudio.


Arrojando la espada en el suelo, Claudio no perdió el tiempo en entrar en su casa.
Sin embargo, entró despacio y con mucho cuidado. Sabía que Marcus había utilizado los minutos de ventaja en plantar trampas.
La primera de ellas fue un hilo muy fino en la entrada que hizo tropezar al Claudio, haciendolo caer sobre una piedra bien colocada. El golpe fue en la cabeza y logró dejarlo mareado y con un hilo de sangre desde el pelo hasta su mejilla.

La primer trampa fue muy efectiva y Claudio quedó completamente mareado. Aunque con su poca visión pudo distinguir a Marcus subiendo la escalera y aun en su estado, logró desenfundar la pistola que llevaba en el lado derecho y dispararle a su viejo "amigo".

El disparo pasó mas cerca de lo que Marcus había calculado, rozandole la pierna. Sin embargo, esto no logró disminuir su marcha.

"¿Isabel?" Gritó Marcus sin recibir respuesta.

"¡ISABEL!"

Ahora el grito de Marcus retumbó por la casa.

"¿Marcus...? ¡MARCUS! Por aquí."

Isabel se encontraba escondida en su cuarto, subiendo la escalera, al final del pasillo de la derecha.
Marcus corrió hacia allí, abrió la puerta con fuerza y la encontró. Su amor se encontraba sentada en la cama

"Que bella que estás, mi amor".

Esa fue toda la conversación que tuvieron. Marcus la había agarrado de la mano y se dirigieron a la escalera.

Allí los esperaba Claudio, quien  se había recuperado de forma parcial y nuevamente disparó hacia su "amigo".
Su puntería era muy buena y el disparo logro penetrar el muslo izquiero de Marcus quien comenzó a sangrar.

La preja siguió su camino por el pasillo de la izquierda de la escalera y llegaron a la habitación de Claudio la cual se encontraba cerrada con llave.
Marcus intentó abrir la puerta, pero el dolor de su pierna se lo impedía. Isabel ofreció su ayuda y juntos intentaron forzar la entrada mientras que Claudio subía lentamente las escaleras, seguía mareado por la primer trampa de Marcus.

La segunda trampa se trataba de un escalon suelto de la escalera, el cual fue sorteado habilmente y Claudio llegó hasta arriba, desenfundó la pistola que llevaba en el lado izquierdo del cinturón y disparó. La bala rozó el oído de Marcus, lastimandolo levemente.
Finalmente la pareja pudo abrir la puerta. Al entrar, la trabaron como pudieron y se dirigieron a la ventana.
Marcus la rompió con la empuñadura de su espada y obligó a Isabel a saltar.
Ella obedeció y fue seguida por su amor.
Ambos resultaron heridos en la caída, sin embargo se levantaron y corrieron en dirección al bosque cercano a la casa.

Pocos segundos después, Claudio logró entrar en su habitación y decidió continuar con la persecución.

Claudio se había lanzado por la ventana y corrió hacia el bosque donde de pié lo esperaba Marcus, su viejo "amigo".

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