viernes, 30 de enero de 2015

Cuento: La mas bella y triste historia de amor (parte 7)


Isabel acariciaba su panza mientras que muchas lagrimas caían sobre sus mejillas.

La noticia sobre la muerte de Marcus había llegado a sus oídos la noche anterior y desde ese entonces no habia dejado de llorar.
No habría funeral, el alcalde no lo permitió. Sin embargo, autorizó la realización de un homenaje al gran molino, derrumbado hace exactamente un año.

Estaba triste, aunque no solo desde que se enteró de la terrible noticia, estaba triste desde que su amor fue apresado. Desde hace un año que la sonrisa no brotaba de sus labios, desde hace un año que vivía en una pesadilla y sin poder despertar.

Estaba presa en la casa de Claudio, presa desde el día que se llevaron a Marcus.
Cuando se lo llevaron, Claudio la había llevado a su casa para protegerla.
Al principio fue solidario. Pero luego de unos pocos días, su actitud cambió completamente, convirtiendose en un demente.

Le había prohibido visitar a Marcus y al poco tiempo ya no podía salir de la casa, siempre poniendo su seguridad como excusa.

Pasaban los días e Isabel continuaba angustiada. Esto generó un fastidio en Claudio, quien pensaba que para ese tiempo ella sería suya.
Es por eso que cambió de estrategia y pasado un mes, todas las noches daba alcohol de beber a su huesped para emborracharla y así poder acceder a su cuerpo.
Lamentablemente para Claudio, la estrategia no funcionó e Isabel nunca permitió que la toquen.

"Isabel, si deseas que Marcus siga con vida, entonces deberás casarte conmigo".

Era una noche calma cuando Claudio se lo propuso.

"EL TE SALVÓ LA VIDA, MALITO DESAGRADECIDO. ¿Cómo osas decir una cosa así?".

"¿Que el me salvó la vida?. ¿Pero qué tonterías estáis diciendo?. El me ha destruido la vida. Me ha condenado al no haberme dejado morir, me ha condenado a soportar una vida solo y por sobre todo, me ha condenado a ver a mi amada en los ¡brazos de otro!". Dijo arrojando con fuerza una copa de vino al suelo la cual se rompió en millones de infimos pedazos.

Claudio estaba fuera de si. Para el, Marcus no solo no lo había salvado, sino que lo había condenado a vivir una vida triste y solitaria, bajo su sombra. Marcus era el verdadero criminal y debía permanecer encerrado hasta su muerte.

"Ahora RESPONDE, ¿Has de casarte conmigo o deseas ver a tu 'amado' muerto?"

Aunque Isabel era fuerte, esto fue mucho para ella y completamente derrotada aceptó la propuesta.

La boda se llevó a cabo la semana siguiente en la iglesia del pueblo. La ceremonia fue auspiciada por el mismisimo alcalde, Damián y fue bastante concurrida, a pesar de que era el casamiento de la que alguna vez fue la mujer de quien trajo la damnación al pueblo.

Sin embargo, el tiempo pasaba e Isabel continuaba denegandose al toque de su nuevo marido.


Claudio se sentía visiblemente enojado y a los pocos meses comenzó la agresión física y los intentos de violación. Ya no solo se conformaba con  haber desposado a su amor, sino que ahora quería que ella le de un hijo y estaba dispuesto a todo por conseguirlo.

Y lo logró, luego de una cena (en silencio, como todas desde hace muchos meses) Claudio puso en la copa de vino que Isabel tomaba antes de dormir, un potente polvo somnifero traído del oriente gracias a la ayuda del alcalde.
Isabel quedó profundamente dormida y sin presentar resistencia alguna, fue penetrada durante toda la noche.
Al día siguiente ella despertó sintiendose mal y un tiempo después (Claudio no le permitía visitar a un médico) descubrió que estaba embarazada.


Ahora Isabel lloraba por la murte de su amor.

"Oh Marcus, amado mío. ¿Qué nos ha pasado? ¿Qué maldición nos condenó?". Se repetía a su misma, acariciando la ya visible panza redonda.

De repente, alguien golpeó la puerta de la casa.
Claudio se encontraba afuera, ayudando con la preparación de la celebración del asesinato de su 'viejo amigo' que se llevaría a cabo por la noche.


Mirando su rostro en el espejo, Isabel recordó los golpes que sufrió por parte de su obligado esposo al atender a los llamados de la puerta, aún a pesar de que las ventanas se encontraban cerradas y trabadas y no poseía llaves de la puertas trasera y de entrada a la casa.
También había recibido castigos por intentar escaparse rompiendo algunas ventanas.
Fuera de la casa habían personas que la vigilaban, personas contratadas por Claudio.

Los golpes continuaban y se hacían cada vez mas fuertes.

Finalmente decidió asomarse a la puerta.

"¿Quién es?" Preguntó con temblorosa boz.

"Mi nombre es Esteban y le he traído una carta de Marcus que me ha dejado antes de su muerte".

"¿Esteban?".

Isabel recordaba muy bien ese nombre, era el nombre del asesino de su verdadero esposo. Ese hombre era el que mató a Marcus".


Ahora los golpes a la puerta se generaron del lado interno. Isabel estaba dominada por la ira hasta que por debajo de la puerta se deslizó un sobre que decía "abrir en privado".

El corazón de Isabel comenzó a latir mas rapido. Tomó el sobre y se dirigió al sector mas alejado de la casa, la bodega de Claudio. Allí estaría tranquila por unos minutos.

Isabel abrió el sobre y sacó dos pequeños sobres. Uno que decía "NO LEER. Dejadme en el sobre grande" y otro que decía "Leeme en privado y destrúyeme".

Haciendo caso a las instrucciones, tomó el sobre correspondiente y lo abrió. Dentro había una pequeña carta escrita con la letra de Marcus.

"ESTOY VIVO Y PRONTO IRÉ A POR TI"

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