lunes, 26 de enero de 2015

Cuento: La mas bella y triste historia de amor (parte 5)


Esteban se despertó lentamente. Al parecer estaba teniendo un sueño muy agradable y no quería ser sacado de el.

Luego de sentarse en la cama se frotó los ojos y por fin habló:

"¿Qué pasa?"

"Tengo un plan para escapar y voy a necesitar tu ayuda. Dime si estáis dispuesto a ayudarme. Si lo haces, yo te ayudaré a ti en cuanto recupere mis pertenencias".

"¿Escapar? Yo ya no tengo intenciones de hacerlo. Ya no queda nada en este mundo para mi". Dijo Esteban con una pobre voz.

Marcus pensó un momento. Debía convencer a su compañero de celda de que lo ayude con su plan.

"¿Acaso no deseas buscar venganza del asesino de tu familia?" Replicó Marcus, creyendo dar un disparo certero.

"No Marcus, frente a ti tienes al verdadero asesino. Fue por mi culpa que mi familia padeció hambre y fue por mi culpa que el vendedor, en su desesperación, buscara venganza contra quien le sacaba el pan a sus hijos. Yo no hubiese actuado distinto".

"Vamos hombre, te han sentenciado por un crimen que no cometiste. ¿Acaso no deseas limpiar tu nombre y poder ver a tu familia? ¿Qué es lo que tu esposa hubiese dicho?".

"¡ Mi respuesta es no !" Dijo Esteban de forma contundente.

Luego de la respuesta, Marcus sabía que no contaría con la ayuda de su nuevo amigo, al menos no por el momento.


Días fueron pasando y Marcus y Guillermo se dedicaban a completar los detalles del plan.

La idea era sencilla. Iban a fingir la muerte del anterior alcalde a manos de Esteban. La muerte se produciria por hemorragia causada gracias un pequeño cuchillo que llegó a las manos del asesino luego de un enfrentamiento con el comisario.
Esteban, envuelto en su sed de venganza, había decidido eliminar a su compañero de celda por el rencor que este le tenía al haber derrumbado el molino.

Días pasados Guillermo había recibido información de una persona cercana a Damián quien le confesó que Esteban había sido dispuesto en esa celda para que asesinase a Marcus. La voz del pueblo confiaba en que este, en su furia, acabaría con la vida de quien creía era el causante de todos sus males.
Lo que el flamante alcalde no sabía, era que Esteban creía en la innocencia de Marcus y justamente esto es lo usarían en su contra y le otorgaría la libertad a ambos.

Esteban debía apuñalar a su compañero, esto no debía ser fingido. Sangre debía brotar del cuerpo de la victima, la suficiente como para hacer creer al alcalde de la real muerte del anterior ocupante de su posición.
Luego Marcus sería llevado a la morgue para su entierro.
Guillermo era amigo del forense, se habían vuelto amigos después de que este lo dejó el libertad luego de una riña, a pesar de que se le habia condenado a un año en prisión.
El forense estaba dispuesto a colaborar con el plan y el llevaría a cabo el falso entierro sobre Marcus (luego de curarle la herida). Un cuerpo sería enterrado, pero no sería el suyo.


Lo demás era sencillo de determinar. Damián no examinaría el cuerpo y confiaría en que Marcus esté realmente muerto, después de todo, este era su plan desde el primer momento. Luego de recibir la noticia, citaría a todo el pueblo a una reunión urgente y les comunicaría a todos el feliz momento en que el pueblo tomó venganza sobre su destructor. Esteban sería liberado, perdonado y recompenzado por su gran hazaña.

Toda esta ceremonia demoraría el suficiente tiempo como para que Marcus escape y se refugie en algún lugar a determinar.


El plan estaba listo y solo faltaba la colaboración de Esteban, pero Marcus aun no podía convencerlo:


"El plan lo llevaremos acabo dentro de un mes" Diji.

"¿Un mes? "Dentro de un mes es..."

Marcus lo interrupió.

"Si, se cumple un año de la caída del molino y es el momento ideal para llevar a cabo el plan. Por favor Esteban, necesito tu ayuda. Debemos comenzar desde ahora los rumores."

Marcus quería hacer llegar a los oídos del alcalde rumores sobre disuciones y peleas producidas en la celda. Debía prepararlo para el momento de la muerte.

"Sabes algo, Marcus. Lo he pensado y he decidido ayudarte, pero no por ti, sino por mi familia. Deseo verles, pedirles perdón y pasar el resto de mis días cerca de ellos".

"Gracias, amigo mío". Dijo Marcus esbozando una sonrisa.



Ahora ya nada ni nadie impediría que continuase con el plan.

Pronto sería libre y regresaría a los brazos de Isabel, su amada.


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