martes, 15 de septiembre de 2015

Cuento: El fin (parte 10)

Deteniendose a un costado de la carretera, bajó del enorme camión y volvió a reir.
No podía creer su buena suerte dentro de esta infame realidad.
Ahora tendría combustible suficiente para sus generadores por un largo tiempo.

Condujo hasta la entrada de su casa y allí se detuvo. Luego apagó el motor y descendió del camión.
Se quedó pensando.

-¿Cómo hago?- Pensó en voz alta.

Tenía un enorme camión y unos pequeños generadores y se preguntaba y debatía cómo hacer para automatizar el sistema y no preocuparse porque se corte el flujo de eléctricidad.

Algunos minutos después, ya tenía varios métodos aunque ninguno le convencía, pero, proceso de eliminación mediante, eligió uno, mientras que rellenaba los generadores,

Aunque no estaba convencido del todo, decidió aplicar ese método hasta que se le ocurra algo mejor.

El método consistia en rellenar constantemente los generadores mediante la gravedad.
Para esto, debía fabricar un tanque con las mayores dimensiones posibles y colocarlo por encima de generadores. Luego, pequeños tubos que nacen en la base del tanque terminaban dentro del tanque de carga del generador, abástesiendolos continuamente de combustible.

Este plan tenía muchas fallas. La primera es que el tanque de los generadores debe cerrarse bien luego de recargarlo y con este sistema, estaría abierto.
La segunda es que los tanques podían ser rellenados de manera excesiva y terminen desbordando, consumiendo innecesariamenete más cantitad de combustible de la requerida.
Finalmente, y la más importante, es que, al estar conectados, si alguno de los generadores desprendía una chispa, está podría prender fuego a toda su reserva de combustible casi instantaneamente y si esto sucede, también sufriría las consecuencias toda la comida que logró reunir.


A pesar de todo esto, pasó todo el día dedicado a construir el tanque.
Para esto, recorrió por fuera, varias casas del pueblo, buscando el tanque que mejor se adecúe a sus necesidades. Utilizaría para su ídea, el tanque de reserva de agua de algúna casa pequeña.
Cómo la mayoría de las casas de su ciudad eran de tamaño similar, la búsqueda le llevó un rato hasta que finalmente encontró un tanque perfecto para el tamaño que disponía.

Pero lo dificil fue sacarlo. Esta era una ardua y pesada tarea que le consumió gran parte del sol restante.
Para esto, debió armarse con martillos, sierras y otras herramientas y destruir parte del techo.
Esa fue la tarea más sencilla, pero la más extenuante fue cortar la cañeria de cobre que salía del tanque.

Finalmente decidió cortar el tanque y se lo llevó rodando hasta la heladería.
El sol ya había bajado cuando llegó, por lo que encendió unas luces y se dispuso a comer.

Por último se acostó en el sillón de su casa para dar por finalizado el día y descansar. Una larga mañana de trabajo le esperaba.

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