martes, 6 de octubre de 2015

Cuento: El fin (parte 14)

A medida de que su vista se oscurecía, una franja de luz aparecía por el otro extremo.

Era la luz del sol que brillaba en lo alto de su desolado mundo.
Por un momento, volvió a su paraiso solitario y fue feliz.
Por solo ese instante, su alma sonrió.

Finalmente abrió los ojos.
Estaba recostado sobre una camilla.
Miró a su alrededor y sus ojos se fijaron sobre el espejo que se encontraba en el techo.
En este, vió a un grupo de médicos agachados en dirección a su cuello.
Sentía una leve molestia en la zona donde le estaban operando, pero nada importante.

Luego, sus ojos se perdieron y se centraton nuevamente cuando escucho la voz de Claudia.

-Leo, mi amor.- Dijo con un tono amable.

Leo conocía bien ese tono. Ella lo usaba cuando le debía dar una mala noticia y en esos momentos él debía permanecer callado.

-¿Qué te está pasando?- Le preguntó mientras que una lágrima se formaba en cada uno de sus ojos.

Leo permaneció inmóvil. Por más que quisiera, las palabras no salían de su boca.

-¿Sabes algo...? - Preguntó su esposa y añadió - Creo que hiciste lo que hiciste por Ana y por mí. Y si realmente hiciste eso por nosotras... - Claudia se sacó las lágrimas de los ojos - ...entonces eres un idiota- Concluyó.

Ella comenzó a caminar alrededor de él, mientras que él la seguía con su mirada.

-Nosotras te necesitamos con vida. A nuestro lado. Y sí, tendrás que pagar por lo que hiciste, pero yo se que no eres malo y logré convencer al juez de eso y es por eso, mi amor, que he logrado un trato.

Leo intento hablar, pero no logró emitir más sonido que un gruñido que su esposa interpretó cómo interés por el trato conseguido.

-He logrado, mi amor, que levanten los cargos y que no te lleven a la carcel, pero a cambio irás a un sanatorio mental para tratar tu desconexión al mundo, durante un año. Si en ese año mejorás, serás dado de alta y trabajarás durante un año en trabajos comunitarios. Todo el dinero recaudado será usado para pagar la internación en el hospital y para indeminizar a las víctimas de tus actos....-

Claudia se frenó, lo miró y sonrió antes de proseguir.

-...Será un año duro, pero si te esfuerzas, saldremos adelante.

Al decir esto, Claudia desapareció de la vista, dejando a Leo sólo con sus pensamientos.
El ruido del agua marcaba el comienzo de la lluvia.

Finalmente una cara de seriedad refloró en su rostro.

"Por ustedes, lo haré". Pensó;


La lluvia comenzó a caer con fuerza  y fue cubriendo las calles, inundandolas poco a poco.
No faltaba mucho para que el agua entrase en la heladería donde los generadores velaban por la comida.
Sin embargo, Leo permanecia dormido y en su rostro no se notaban intenciónes de despertar.

  

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